Turista: ¿explorador o marioneta?

«Un viajero sin capacidad de observación es como un pájaro sin alas» Moslish Edim Saadi

Me pregunto si cuando decidimos tomarnos unos días de descanso, hacemos eso: descansar.

O, intentamos recrear obedientemente el cuento de las mil y una noches que la agencia de viajes o el aviso en Internet escribió para nosotros, en forma personalizada para un millar de personas más.

Parecería que nos falta una reflexión previa sobre qué tipo de experiencias deseamos tener: culturales, de aventura, degustación o simplemente alejarnos de la rutina diaria. En un primer momento probablemente muchos de nosotros digamos ¡Todas!

Tipos de turismo.

Les copio el enlace para que elijan: Hay para todos los gustos.

Booking nos echa una mano en cuanto a tendencias de los viajeros para la temporada 2019.

Según dice este articulo, la mayoría de los viajeros intentará «tener algún aprendizaje » mientras vive su viaje, estará «mas consciente con la naturaleza » buscando tipos de «experiencias diferentes«. Por citar algunas: que los haga «sentir como niños» y formas de alojamiento alternativos como por ejemplo «bajo el mar«. Y por supuesto con más uso de la tecnología . enlace

Se habla de un viajero que sabe hacia donde va y que es lo que quiere.

Aunque siempre puede ocurrir que, en una fría tarde de domingo, leyendo las noticias, nos aparezca una intrusa ventana emergente que destaca y allí va nuestra atención:

Muy entusiasmado te sumerges en la primer web que encuentras de Malta , empiezas a ver imágenes «turísticas» y al rato ya te ha convencido la oferta. Falta ver paquetes u hoteles. Viena, tu ambicioso y planeado destino cultural de este próximo verano ha sido encajonado y en seis meses estarás en un país que quizás nunca te interesó, pero tiene las tres B (bueno bonito y barato)

La industria turística sabe que los viajeros ya no son turistas, que se están convirtiendo en exploradores que buscan autenticidad y descubrir novedades en cada destino.

Leí hace poco que la gente confía más en las foros y blogs de turismo que en sus familiares y amigos. No me extraña. Nos enorgullecemos de la capacidad de encontrar todo en internet. Que te lo diga tu primo, ya no tiene mérito.   

https://www.evaneos.es/mongolia/itinerario/9284-viajar-como-un-nomada-por-la-estepa/

sshttps://www.spanish.hostelworld.com/blog/de-viaje-por-europa-7-paises-en-7-dias/

En esa marea de ofrecimientos nos podemos perder, no saber realmente cual es nuestro deseo, con qué vamos a disfrutar, qué nos va a llenar. Por ahí nos entusiasma tener una experiencia única,distinta. Por ejemplo: estar una semana como un nómada en Mongolia. Pero más tarde descubrimos que hace mucho frió o mucho calor y agradeceremos que en el yurta nos pongan aire acondicionado aunque sea pagando un poco más. Y poder tomar una ducha caliente etc. Y las empresas lo saben y lo cobran por supuesto.

El marketing turístico tiene su lado poético:

“La plaza de san Marcos. Napoleón la definió como “el salón más bello de Europa”.

Más allá de lo maravillosa que es, yo me fiaría más, hoy por hoy, de las opiniones vertidas en Tripadvisor que del valiente militar.  

“La torre Eiffel…no hay sensación igual”. Es que Napoleón se la perdió.

Hoy en día poca gente sale de viaje con una hoja de itinerario en blanco y me atrevo a decir, aunque confieso no haberlo hecho, que seguramente tiene su encanto.  

A veces, cuando llegamos a un monumento patrimonio de la humanidad, quedamos desencantados. No alcanzamos a llenar esa enorme expectativa que fue creciendo en nuestro interior antes de viajar.

Recuerdo la primera vez que visitamos Roma y fuimos a conocer a la fontana de Trevi. ¡Vaya desilusión¡. La vi más pequeña, encerrada y por supuesto atiborrada de gente y eso que no era verano. ¡Que bonita estaba en las fotos de internet!

No puedo dejar de sentir envidia por aquellos millonarios de principios del siglo pasado en los albores del turismo, cuando vieron por primera vez el Taj Majal, la Gran pirámide de Keops, la catedral de Florencia, por poner algunos ejemplos, con una retina virgen de imágenes previas.

Será por ello que el turista del siglo XXI ahora quiere interaccionar, no ser un mero observador, porque ya no nos basta con apreciar una maravilla de la humanidad queremos entrar en escena. Ya sea pasando una noche en el desierto, luchando como gladiadores romanos, viendo las cataratas desde un helicóptero o el acantilado bajando en parapente.

El desafío ahora está en encontrar un equilibrio entre las ofertas seductoras que nos ofrecen y nuestro sentir, saber que nos gustaría experimentar en el lugar que visitamos, sin perder el rumbo en opciones manipuladas.                                                     

¿Merece la pena hacerse la foto junto al gladiador que espera como un obediente soldado en la puerta del Coliseo a que caigan nuestras monedas?

Tal vez sí, para enviarla por whatsaap, Instagram, etc. Así, todos sabrán que estuvimos en Roma.

Me preguntaba si cuando vamos a un país por una semana logramos captar algo de la esencia de la cultura local, generalmente escondida bajo un aurea del “todo se vende”. Peor aún, si no nos cruzamos con nativos, como es el caso del centro de Londres.

Creo que el turismo que hoy hacemos muchas veces es interpretar una gran obra de teatro donde van variando los directores. El teatro, deslumbra por su colorido y nosotros, decididos, casi enajenados, subimos al escenario, mientras familia y amigos nos toman fotos, videos, e interpretamos el papel que se espera que teatralicemos. Todo termina rápido. Al dejar el recinto nuestra retina ha quedada encandilada por espejitos de colores y nos llevamos mil fotos para no olvidar.

Parece que tenemos que viajar mucho y muy seguido para emocionarnos ante experiencias que en la vida diaria parece que ya no tenemos.

Será que cuando en una mano tenemos el pasaporte y en la otra una maleta, lo mejor está por suceder. ¡Bon Voyage!

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